El estrés es la forma que tiene tu cuerpo de reaccionar a un desafío o a una demanda. Es un sentimiento de tensión física o emocional que proviene de la frustración, furia o nervios que nos causa una situación o sentimiento. Es muy importante saber que si dura mucho tiempo puede llegar a causarte otros problemas emocionales e incluso problemas físicos.

Éste se divide en dos tipos:

El estrés Agudo: Es el que desaparece a corto plazo, suele ser el que “ayuda” a evitar situaciones peligrosas, el que nos pone en alerta. No siempre tiene que tener un sentido negativo ya que también puedes tener estrés cuando te sucede algo nuevo o emocionante.

El estrés Crónico: Es el que sucede durante un periodo de tiempo prolongado. Dura semanas o meses y viene dado por “problemas más graves” o situaciones que nos ponen al límite. Hay personas que están tan acostumbradas a vivir con él que ya no lo ven un problema, pero es cierto que, como hemos dicho, si no encuentran formas de lidiar con él, éste les podía causar graves problemas físicos.

Puede que si lo estás sufriendo no lo relaciones, pero puedes tener desde diarreas, hasta problemas en tu vida sexual.

¿Sabes todo lo que se puede dañar en tu cuerpo ante situaciones estresantes? Te lo contamos:

La piel: Se producen cambios hormonales causados por el estrés que pueden provocarnos acné, manchas, inflamación y psoriasis.

Los músculos: El estrés provoca una fuerte tensión en ellos que hace que se traduzca en dolor y eso hace que no podamos movernos con normalidad.

Daños en el corazón: Aumenta el porcentaje de sufrir problemas cardiovasculares y de triglicéridos altos.

El sistema digestivo: Uno de los que más sufre, ya que el estrés altera la flora intestinal, impidiendo que se formen los neurotransmisores de la felicidad, la motivación, etc. Alrededor de un 90% de la serotonina, la hormona de la felicidad, se genera en el intestino.

Cambios de peso bruscos: El estrés es una condición que presenta una relación directa con el incremento de peso, debido al exceso de cortisol que segregan nuestras glándulas suprarrenales.

Dolencias de hígado: Según estudios recientes, si sufres alguna enfermedad hepática podrías tener una recaída en caso de vivir una situación estresante.

Problemas en los riñones: Al producir un exceso de cortisol, hay más excreción renal de fosfato, lo cual puede debilitar los músculos y causar alteraciones óseas.

Variaciones de los niveles de Glucosa: el estrés agudo puede generar una gran dificultad al organismo a la hora de hacer uso de esta sustancia de manera efectiva en sangre.

En QI Energía Vital podemos ayudarte en caso de que estés pasando por una situación estresante en tu vida, pero además te queremos dar otros consejos que pensamos que te pueden ir bien.

Lo primero, es intentar reconocer lo que desencadena el problema y por supuesto alejarse de él. Tomar perspectiva siempre es buena idea. Jamás hay que querer controlar la situación que nos angustia con el uso de alcohol u otras sustancias dañinas. Ante la situación, intentar adoptar una postura positiva.

Las técnicas de relajación como la meditación, escuchar música relajante, practicar yoga o chi kung; ayudan a desconectar del estrés. Cada día hay más personas que se benefician de ello.

Y por último pero no menos importante: Mantener una alimentación sana y equilibrada, para que se puedan formar todos los neurotransmisores. Comer bien es esencial para tener un buen estado emocional.